Los perros entierran los huesos y sus objetos preferidos. A pesar de la domesticación, el perro sigue siendo el mismo carnívoro que sus parientes salvajes, manteniendo muchos instintos de sus antepasados, como enterrar la comida cuando están satisfechos.
ENTERRAR LOS HUESOS ES SU INSTINTO DE SUPERVIVENCIA
Los perros, luego de alimentarse, entierran
lo que queda, para satisfacer sus necesidades de comer, cuando siente hambre.
De la comida enterrada, retiran nutrientes para su crecimiento y mantenimiento, debido a que el hueso y el
cartílago contienen calcio, mineral requerido para la formación de los dientes,
la osificación, el crecimiento, la actividad muscular, la reproducción, etc.
Los perros domésticos entierran
sus alimentos, sus huesos y sus pertenencias preferidas. Esto se
puede ver también cuando “guardan” sus objetos personales tales como juguetes y
ropa en lugares inusitados.
Si bien es natural que el perro entierre
los huesos, muchos de sus amos no lo permiten, ya que en algunos casos dañan su
jardín o área de recreación, además de aumentar la agresividad del perro en la
protección del lugar donde los escondió. Un niño, por ejemplo, puede ser atacado
simplemente por acercarse a la zona protegida.
Un consejo para aquellos que quieren
preservar su jardín: si tu perro le encanta cavar hoyos para enterrar huesos o refrescarse,
construye un pequeño foso de arena en una parte aislada. Así el can podrá
mantener este instinto y no acabará con el césped de tu jardín.